sábado, 26 de mayo de 2012

El poder de los símbolos (catarsis y reflexión)



25 mayo 2012

Ayer, 24 de mayo, se cumplieron tres meses desde que falleció mi papá. Con su muerte yo me siento en paz, me sentía así incluso antes de que se fuera. Quizás sea demasiado difícil de entender pero no veo como algo terrible la muerte, para mí es un proceso distinto a la vida. Podrían ser lo mismo la vida o la muerte, no puedo concebir como algo malo o bueno algo tan natural pero sí me produce tristeza la ausencia, el cambio, la ruptura con una verdad que siempre era y no imaginaba que podría dejar de ser, como el hecho de que mi papá estuviera con nosotros existiendo vivo (porque aún existe sólo que ahora de una manera menos tangible y comprobable) que ya no esté para yo saludarlo o platicar con él. Saber que ese universo está verdaderamente clausurado a mi conciencia viva. Me hubiera gustado decir y preguntar muchas cosas que estoy segura jamás le hubiera dicho o preguntando estando con vida pero ahora que no está pienso cómo de verdad todo eso ya no podré decir o preguntar sin recibir una respuesta (creo). A pesar de esa tristeza, insisto, no me lastima su muerte sobre todo porque en vida me dio suficiente para recordarlo y hacer que lo recuerden.
Yo misma me siento y veo en él; los reflejos brillantes y opacos que todos los hijos sacan de sus padres, los buenos momentos y los traumas que ahora son cicatrices, blasones de mi fortaleza que ya nadie puede quitarme porque están cerradas. Lo único que sí puede pasar es que se formen nuevas cicatrices y pasó. El mismo día de su muerte pasó y yo no sé cómo no estoy muerta.

Mi mamá dice “algo muy fuerte para alguien tan fuerte” pero yo no le entendía, a mi manera de ver esta fortaleza atraía peores golpes que la debilidad. Entonces de qué me sirve ser fuerte si me van a golpear más duro. Pero no se refería a eso sino a lo que yo tantas veces he pensado, que cómo no estoy muerta. Me dijo “muchas personas se matan por cosas menos fuertes…” es verdad.

Que la persona que amas te engañe con la persona que amaste el día de la muerte de tu padre. Que la persona que te ama y amaste te traicione con la persona que amas el día de la muerte de tu padre. Que todas las personas que amas estén ebrias, sin poder, presenciando esa porquería de situación mientras tú estás sola, lejos, llorando la muerte de tu padre…

Sí, es algo muy fuerte. Tan fuerte que si aún estoy viva no puede ser sino porque soy muy fuerte. Se siente un asco tremendo, una frustración impresionante no poder recordar el día de la muerte de tu padre sin pensar inmediatamente en las pendejadas de dos mujeres celosas y estúpidas.
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Me molesta tanto cortar el flujo de escritura, por eso es malo ir a la escuela o cumplir con cosas que estorban aquello más importante. También uno relee y hay espasmo, incertidumbre si decir o no decir. Es mi medio de catarsis y hasta cierto punto venganza, porque no quisiera vengarme. Quiero trascender esto y superarlo pero ya intenté forzar mis limites y troné. No podemos deshacernos de nuestras sombras obligándolas a retirase, hay que comprenderlas, darles su espacio, y sí aprender de ellas para superarlas pero no obligarlas a que se marchen por la fuerza porque entonces sólo nos daremos muy malas sorpresas…
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Me da una risa muy agradable ver como el texto fluye ajeno al autor y el que es inteligente se deja llevar por él. Esto lo digo por el título, creo que no tiene nada que ver con lo que de hecho dije, o casi nada. Sólo para aclarar esta nota comenzó porque vi el recipiente de las cenizas de mi papá. Lo abracé y sentí emoción como si estuviera con él de algún modo y decidí escribir sobre el poder de los símbolos. Terminé escribiendo de esto. Está bien, más que el autor el texto es quien tiene la razón.

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