lunes, 2 de enero de 2012

Acuérdate que en todos lados vemos espejos


Me doy cuenta una vez más que a pesar de tanto libro y disque tanta cordura y experiencia, estoy neta bien pendeja. Qué fácil es dejarme influenciar, y me da risa cuando algunas personas me llaman terca, contreras negativa y yo no veo la trampa y efectivamente me considero terca, contreras y negativa. Mi defensa a veces es que en vez de considerarme de tal o cuál manera a lo mejor alguien debería preguntarse por qué actúo de tal o cuál manera… pero me dicen que eso es justificarse y sacarle la vuelta a cómo es uno etc., total puras acusaciones por todos lados y yo ahí voy de pendeja a engancharme y sentirme terrible con lo terrible y monstruosa persona que soy.

Total llego después bien deprimida con mi terapeuta a decirle que siento un tedio intenso hacia mi persona, hacia los demás y la vida en general. No tengo ganas de ver a nadie, no tengo ganas de saber nada de nadie y estoy eternamente deseando emociones intensas, vivir otra vida que no es esta, lo que sea; salir de tanta aburrición. Más o menos así… me da risa que ni esos sentimientos o ideas son “sólo míos”. Bovary así estaba y mil adolescentes todos los días y mil gente frustrada todos los días y todo el mundo todos los días. Total. Bueno en algún punto de la sesión me acuerdo de cómo es tan fácil culpar a los demás y ver lo que está mal en otros, para así poder ser ciegos a nosotros mismos. No sólo eso, la gran mayoría de las veces todas las faltas en los demás son en realidad reflejo de nosotros mismos.

-Tú eres negativa. Tú haces las cosas mal. Tú eres vulgar. Tú te desnudas y dejan que te vean y está mal.

-Espera, ¿yo? Y si así fuera, quién dice que está mal, por qué alguien más cree poder decirme lo que está mal.

Uno siempre se imagina que trascender es un fin. La verdad es que es un camino. Yo pensaba que trascender era entrar en un estado de claridad donde las cosas ya no dolían y uno no podía evitar sentir cierta grandeza en comparación con los demás. Ahora me doy cuenta que haber pensado así solo habla de qué tan lejos estaba de ese “fin” que en realidad no es fin. En estos momentos siento la oportunidad de trascender o “despertar” como un trapeador gigante. Algo así como Ten, este trapeador tiene grabado en oro tu nombre. Es para ti, para que tú trabajes y limpies las chingadas cosas de la chingada vida. Hablando de ser una persona negativa… a mi terapeuta le dio risa mi visión momentánea del despertar como un trapeador. Él lo ve como un par de botas chingonas, para recorrer mil caminos y comprender mil cosas, en sus palabras Las botas hechas a tu medida, de nadie más. La botas perfectas para ti.

Esas botas ahorita me calan muy pesadas pero yo sé que sólo porque yo quiero, porque es más fácil decir que la vida me aburre y que no hay nada interesante que sacar de nada que ponerme a pensar ¿por qué me aburro? ¿qué me falta? ¿qué quiero realmente, para qué, por qué? y si uno lleva un rato (o la vida entera) sacándole la vuelta a ese tipo de cuestionamientos, cuando de verdad te pones a buscar respuestas puede ser muy molesto o incluso hasta doloroso porque te das cuenta que las respuestas o soluciones en casi la totalidad de las veces depende enteramente de uno mismo. Nadie más que tú mismo tiene la culpa. La solución está enteramente en tus manos. La forma de percibir las cosas depende enteramente de ti por tanto cambiar la percepción de algo también depende de ti.

Lo difícil de toda esa autorrealización y demás pendejadas es que como te desnuda de excusas para que todos menos uno mismo tenga la culpa de las cosas… hacer cualquier tipo de cambio no es tarea de nadie más que de uno y al menos yo, aunque ya SÉ todo eso, dirigir mi raciocinio a la ACCIÓN, me resulta bien pinche difícil y mientras sólo me revuelco en decepción, rencor, enojo, frustración, tedio hacia los demás y en un molesto -porque no es suficientemente grande como para de verdad anestesiarme del todo, maldición- autoengaño.

Qué terrible darse cuenta que la tan venerada razón del ser humano es en realidad el recurso MENOS utilizado del ser humano. Chingado.

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