sábado, 19 de septiembre de 2009

Me parece que un día me voy a morir de amor, ya sea propio o ajeno

Mi amor se lo dedico a la sencillez
A la prematura paz del recién nacido
A la imperfección que nos hace humanos
No quiero falsas esperanzas ni un amor sin lágrimas
Por que entonces no habría diferencia entre si estoy viva o muerta
Persigo un ideal, una substancia, una mente sin cuerpo
Porque el cuerpo se acaba, se marchita y perece
Puedo entregarle cuerpo y alma a lo inexistente
De eso estoy completamente segura
Pero no es lo que busco ni lo que quiero
Cuando miro el mundo, no veo personas ni animales ni objetos
Lo que yo veo es algo que nadie mas ve
Por que es imposible que lo vean…

Yo busco a una persona que no se ahogue al nadar en este caudal de sentimientos que me forman, pero encontrar a esta persona, creo yo, será tan difícil como intentar diferenciar una hoja de sus hermanas, hijas todas de un árbol milenario. No me importa, mantengo los ojos abiertos, aún cuando duermo.
16/09/07

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Han pasado dos años desde que escribí lo anterior y sonrio nostálgica pensando que sigo más o menos igual. Encontré a una persona que no se ahogó y me enseñó el universo a través de otro lente, esa persona puso parte de ella en mí y aun que ya no está todo lo que fue, jamás lo voy a olvidar. Ese fue mi gran amor, el formal, el aceptado pero además de ella he tenido muchos otros que probablemente ni ellos supieron de mi cariño porque todas esas historias de amor se crearon dentro de mí y dentro de mí perecieron.

Hace muy poco entendí lo que es negarse a las circunstancias por cariño. Entendí que no debí juzgar (cuando lo hice) como lo hice porque de la misma manera me juzgaron a mi. Todo es aprendizaje, todo es experiencia pero como siempre yo sigo muriéndome de amor (en esta ocasión sé que no es ajeno). La verdad no sé cómo proseguir, estoy en un limbo de desconcierto y mi ser vagabundo se ha ido y me ha dejado aquí, en alto.

Mi consuelo es que el clima esta cambiando. Cada vez está más fresco, más nublado y las anacuas de mi casa están cargadas con flores blancas. Todos los días las frutas pintan de colores mi calle y me arrullo con el ruido que la escoba hace al barrerlas.

No sé si prefiero que mi momento de contemplación continúe o acabe. Sinceramente duele, no es un dolor insoportable, ni físico ni mental, es un dolor latente que se me olvida y después regresa ya sea porque veo algo o recuerdo algo o me veo incapaz de hacer algo. Hace dos años ese mismo dolor (o de hecho un dolor mucho peor) me ayudó a inspirarme, a crecer y a entender que las cosas no son blancas o negras, en este momento supongo que me ha llegado otro período de transformación pero también de lucha, lucha contra la tristeza, la nostalgia, la soledad.

La soledad es horripilante, probablemente eso es lo que me mata más. Si me hundo en mis libros, si apago la mente y sólo escucho música, si estoy en el centro de la multitud con la mirada perdida entonces pueden estar seguros que estoy batiéndome contra la soledad.

En fin espero seguir viviendo, como siempre lo espero, porque eso es lo más importante.

Hace dos años moría de amor. Ahora, todavía muero de amor. En el futuro, no me caben dudas, seguiré muriendo de amor.

19/09/09

1 comentario:

  1. Lucha por tus sueños, quien esta con su mente firme para su plan "a", no necesita plan "b"

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